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sábado, 5 de septiembre de 2015

Salsa de cholgas ahumadas con alcaparras


Ingredientes:

1 pata de cholgas secas hidratadas desde la noche anterior
aceite de oliva
merkén
alcaparras
semillas de cilantro
chicha de manzana
Crema

Preparación:

Sofría en un sartén con aceite de oliva, las cebollas picadas en cuadritos, luego agregue ajos machacados y continúe revolviendo a fuego medio, hasta que las verduras suelten su sabor. Más tarde añada las cholgas hidratadas, escurridas y machacadas en el mortero; continúe revolviendo; agregue los aliños, un golpe de chicha, las alcaparras y el agua de remojo de las cholgas pasado por cedazo fino. Hierva durante 15 minutos y por ultimo agregue un chorrito de crema y semillas verdes de cilantro machacadas. Sirva como acompañamiento para un plato de pastas o pescado.






Miel de nalca


Ingredientes:

2 nalcas tiernas
600 grs. azúcar

Preparación:

Busque nalcas tiernas, las que están recién cogollando. Límpielas retirándoles la parte roja, ya que es la más fibrosa. Los tallos limpios y picados se llevan a una olla y se le agrega el azúcar. Cocinamos a fuego medio revolviendo constantemente con cuchara de madera; la nalca se deshidrata formando con el azúcar y el calor un almíbar, debemos revolver hasta que éste tome un color ámbar. Luego retire del fuego y sirva como salsa para postres -en el caso de la miel- o relleno de tortas y base de postres en el caso de la fruta.


viernes, 4 de septiembre de 2015

Osobuco al vino tinto con papitas aplastadas


Ingredientes:

4 osobucos de vacuno
1 cebolla picada en cuadritos
2 dientes de ajo machacados
1 morrón verde picado en cuadritos
1 hoja de laurel
sal, pimienta y comino entero
1 litro de vino tinto
papitas
mantequilla
sal gruesa
repollo morado

Preparación:

Sofría en una olla caliente con aceite la cebolla picada , hasta que bote su jugo y se vuelva transparente, entonces agregue el ajo y continúe revolviendo. Añada los osobucos y selle por ambos lados, vierta entonces el vino tinto, hasta que los osobucos queden sumergidos, incorpore la hoja de laurel y los aliños. Cocine a fuego medio durante una hora y media revolviendo de vez en cuando, la carne debe cortarse con el tenedor. Cinco minutos antes de retirar del fuego agregue el morrón picado.
Aparte cocine en agua con sal, las papitas con su piel. Sáquelas del agua cuando estén a punto. Entonces aplástelas sobre la plancha de la estufa enmantequillada, esto en la parte más retirada de la plancha, evitando que se queme, vaya dando vuelta y agregue más mantequilla periódicamente hasta que se forme una costra crujiente y gruesa. Reserve.
Ahora en un sartén caliente ponga dos cucharadas de mantequilla, hasta que se vuelva rubia, más tarde añada el repollo morado picado en juliana -tiras finas- sazone con sal gruesa. Cocine hasta que éste se empiece a poner mustio.

Sirva las papitas aplastadas calientes como base del plato, sobre ella los osobucos al vino y luego corone con el repollo morado aún crujiente.

Pierna de lechón asada con salsa de murtas


Ingredientes:

Una pierna de lechón
sal, pimienta
aceite de maravilla
200 gramos de murta
2 cucharadas de mantequilla
100 gramos de azúcar rubia
canela en rama

Preparación:

Ponga la pierna de lechón en una asadera aceitada condiméntela con sal y pimienta. Llévela a horno medio precalentado, volcándole de vez en cuando su mismo jugo de cocción para que no se reseque.
Luego en un sartén con las dos cucharadas de mantequilla ya de color rubio, agregue el azúcar y la canela, hasta formar un caramelo suave. Solo entonces añada las murtas y cocine a fuego bajo, para que ésta vaya lentamente entregándonos su jugo, solo entonces la salsa está lista, entonces agregue una pizca de merkén picante.

Sirva la pierna caliente trinchada y bañada con esta salsa.


Curanto y Curanes


Sombrero verde
Cañón colorado
Si no lo adivinas
Serás mi cuñado.
(Pangue)

Se cava un hoyo cuya dimensión depende la cantidad de alimentos que se van a cocinar.
Se rellena de leña gruesa, dejando una camada ardedora en su fondo. Se agregan las piedras sobre el montón.
Se prende el fuego. Si las piedras no han sido quemadas con anterioridad resulta peligroso estar cerca porque se desprenden esquirlas al reventar.
Cuando las piedras han adquirido un color rojizo se desbarata la fogata sacando los troncos que todavía arden y los restos de carbón de tal manera de dejar despejado el pedregal.
El contorno del hoyo es protegido con ramas de arrayán para que los alimentos no estén en contacto con la tierra.
Se comienza a volcar los mariscos con concha más firme (tacas, picorocos, caracoles…), luego cholgas, culenes, navajuelas, pancoras… Se recubre con pangues perforados para que suba el vapor. Luego vienen las papas, lavadas y con cuero y las legumbres envainadas; incluso se cocinan manzanas. Finalmente las masas: milcaos, chapaleles y mellas, en una o más capas de pangues. Durante los últimos años se acostumbra agregar carnes preferentemente ahumadas y pescado en la última capa del curanto.
Todo este trabajo debe ejecutarse con celeridad y coordinado para evitar la fuga de temperatura y vapor.
La olla vegetal se cubre con varias capas de pangues y finalmente es tapado con tepes (champas) con la tierra hacia fuera hasta que no haya ningún escape de vapor.
Se cocina durante una hora u hora y media según la dimensión del curanto.
El Curanto en Olla, que empezó a usarse en los años 60, consiste en reemplazar las piedras por un fondo o perol. En la base del perol van hojas de repollo y sobre ella se pican cebollas, ajos machacados, pimienta, comino y ají de color. Encima van los mariscos y carnes. No se agrega agua, aunque algunos le ponen un medio litro de vino blanco. Se cubre con un paño harinero para que no escape el vapor y luego se pone la tapa con un peso encima.

Este curanto se acostumbra acompañarlo con pebre y una taza del caldo de la misma cocción.

Chicha de manzana



Palo, palo
piedra bruta;
No apaleés a tu madre
hijo de la gran puta.

Brisvis es la chicha de manzana. Ha sido por excelencia la bebida de los chilotes. Estímulo para el trabajo, la reunión social y las largas noches invernales. Es la ‘chicha deshumedecida’ del reposo familiar y las visitas. No sólo se consumía al interior de la isla, sino que era enviada a los chilotes de Punta Arenas y alrededores.
Durante 1963 se embarcaron desde Castro 92.210 litros de chicha, unos 750 barriles.
En tiempos normales se cosechaban unos cien mil sacos de manzanas que al exprimirse arrojaban cuatro millones de litros de chicha; es decir, unos 30 litros por persona, lo que aumentaría considerablemente la cuota si excusamos a los niños muy pequeños y a los afuerinos que chasquean la boca cada vez que prueban esta pócima algo ácida, vinagre y amarguita.
La familia de Juan Álvarez, en Linlín, cosechan hasta 25 mil litros. Pablo Ulloa, en Calen, ha sobrepasado los 4 mil. Una familia normalmente exprime entre 300 y 500 litros.
La maja de manzana, al igual que otros rituales, es encuentro familiar y vecinal. La cosecha de manzanas, su trituración (maja) y exprimido mediante las prensas de madera constituye una suerte de minga porque el trabajo sólo es retribuido con comida y bebida. Empero, en los últimos años la maja es hecha a motor y constituye un servicio particular prestado por una persona que recorre con sus aperos la zona y cobra por el molido de la manzana. El exprimido y envasado sigue siendo todavía tarea vecinal gratuita.
Antes la manzana se molía (majaba) en un dornajo o canoa gigantesca. En ambos extremos se ubicaba una pareja de varones con varas de luma de unos 2 y medio metros que apaleaban acompasadamente las manzanas.
El chilote empezó haciendo chicha con manzana camuesta: ácida, fuerte y levemente amarga. Después fue la manzana limón y con los años las huertas se han poblados de frutos dulces (manzanas injertas), dándole un sabor más desleído a la chicha. Antiguamente algunos agregaban cauchahues a la manzana para darle mejor sabor, así como hoy los curahuanos la mezclan con papas.
Los varones las envasan con un par de cucharaditas de azúcar y algunas pasas logrando una cidra de alta calidad.




Licor de oro


Para hacer tres o cuatro botellas de licor de oro
se necesitan:
-1 litro de alcohol puro.
---Con aguardiente no queda igual –dice doña Rosa- ese licor traspasa su sabor que resulta dominante, quitándole la identidad de licor de oro.
-2 litros de leche de vaca
-600 gramos de azúcar
-2 limones jugosos: ralladura de su corteza superficial y jugo.
-10 clavos de olor
-1/2 vasito de esencia de almendras
-2 vainillas
-Azafrán.
 Hidratar el azafrán en medio vasito de agua caliente para que suelte el color.

Preparación:
En un tiesto mezclar el alcohol, ralladura y jugo de limón, azúcar, vainilla, clavos de olor, esencia de almendras, el azafrán con su líquido y la leche que se corta de inmediato. Si no sucede así, agregar más jugo de limón.
Macerar por diez días, al menos. Sin embargo, se puede prolongar hasta 30 días. Revolver de vez en cuando. Finalmente filtrar, gota a gota, en papel fieltro.
---No hay que acelerar el proceso -nos recomienda doña Rosa- tampoco hay que estar nerviosa, porque no resulta. Pero, por sobre todo, hay que hacerlo con cariño, remata ceremonialmente la licorera de Chonchi.
El licor de oro, las mistelas y el rompón se acompañan con una galletita cuya textura, similar a las galletas de chuño, absorben los sabores de los licores, la rosca chonchina:
---Es una masa de harina, huevos, manteca y azúcar. Por 10 huevos van 10 cucharadas soperas de manteca de cerdo derretida y azúcar a gusto. Se forma la pasta con harina cernida y se amasa mucho hasta ablandarla. Se adelgaza y se hacen las roscas como un picarón. Se ponen al agua hirviendo; cuando salen a flote se sacan y se dejan enfriar un rato. Se ponen al horno hasta secarlas.



Caldillo de mariscos


Ingredientes:

2 kilos de mariscos surtidos (tacas, choros, cholgas, culenes, pinucas)
1 cebolla grande en pluma
1 morrón verde en tiras finas
3 dientes de ajo machacado
2 zanahorias cortadas en tiras
1 tomate maduro y sin pepas, picado en cubos
1 taza de vino blanco
1 vaso de crema mezclada con una yema
cilantro
sal, pimienta, ají merquén, aceite
1 hoja de laurel
2 litro de caldo de pescado o agua

Preparación:

Salteé en aceite la cebolla hasta que se ponga transparente; es cuando ya ha entregado todo su sabor al caldo. Entonces agregue el ajo revolviendo constantemente para que no se queme. Luego tomates, zanahorias y el morrón. Finalmente añada el vino y el fondo de pescado o mariscos. Cocine a fuego medio hasta que las zanahorias que, por ser las verduras más duras, nos dan el punto de cocción de los demás productos.



Arca cerrada de gran parecer


No tiene herrero ni carpintero
¿Quién la podrá hacer?


(Taca)



jueves, 3 de septiembre de 2015

Los Actuales Desafíos de la Cocina Chilota - Revista "Somos".


El investigador y escritor Renato Cárdenas y la chef Lorna Muñoz han dedicado gran parte de su quehacer a Chiloé, con obras sobre su cultura, creencias y cocina (Chiloé contado desde la CocinaDiccionario de la lengua y de la cultura de ChiloéManual del pensamiento mágico y la creencia popular, entre otros trabajos). En conjunto, exponen que las comidas de esta zona tienen influencias mapuche y española.
Los mapuches dieron protagonismo a la papa, el curanto y los alimentos del mar. Los españoles de Galicia, la estepa castellana y el País Vasco, en tanto, agregaron condimentos y carnes (ovejas, vacas, cerdos). Los últimos, además, posibilitaron el reemplazo de granos que crecían en las islas por trigo, linaza y legumbres. El hueque nativo (“carnero de la tierra”, en el sitio web Memoria chilena) y la llama se perdieron en esta evolución.
Históricamente, la papa se ha mantenido en el trono. Eso sí, vinculada a nuevos gustos y aportes europeos. Así apareció el milcao (pan de papa rallada mezclada con papa molida cocida) con chicharrones y la acemita (hoy cema), un pan que mezcla harina de trigo, papa y chicharrones.
En el contexto de estos cambios, Renato y Lorna sostienen que “la misma subrogación ocurrió en ciertas sociedades acomodadas, a comienzos del siglo XX, que incorporaron a sus tertulias las mistelas, el licor de oro y otros licores de alto grado alcohólico”. Agregan que “las modalidades y los aperos para producir la harina de trigo (molino de agua, piedras de mano) y la chicha de manzana (maja) son hoy arcaísmos derivados de estos tiempos fundacionales”.
Hasta mediados del siglo XX el “altar de la comida”, subrayan, fue el fogón. Pero la aparición de la cocina a gas y del microondas en la década de los 80 generó, para algunas personas, una pérdida de sabor. Ello da cuenta de que “con el tiempo las comidas chilotas, de clara raigambre campesina, han adoptado la rutina urbana que ya viene con el sello de la globalización”.
Pero no todas las recetas siguen la corriente. Hay preparaciones que se resisten, con vigor, a los nuevos tiempos: “El curanto es tal vez la comida que mayores cambios ha experimentado en su práctica social o funcionalidad. Es el plato que se ha mantenido con las mismas técnicas de preparación desde el mesolítico (unos ocho mil años) hasta el presente”, puntualizan los investigadores.
Es así como la alimentación chilota enfrenta dos potentes desafíos: la globalización y el turismo.“La globalización impone un modelo de mercado que trae a estas geografías a un visitante acostumbrado a esa uniformidad planetaria pero, en general, predispuesto a incursionar en lo desconocido, lo salvaje, lo exótico. Esa carta es la que la gastronomía hecha desde Chiloé debe aprovechar para mostrarse”, opinan Renato y Lorna, y plantean que gran parte de la oferta de comida de los restoranes chilotes está más cerca de la globalización que de las identidades locales. “Afortunadamente se levantan diversas iniciativas artesanales, musicales, arquitectónicas y gastronómicas que buscan asentarse en el legado patrimonial y desde allí insertarse en el escenario turístico y en otros. Dicen que la originalidad se nutre desde el conocimiento de los orígenes”, enfatizan.